Tomado de: www.positivaalamedas.co
William Fortich Díaz nació en San Pelayo, es licenciado en Ciencias Sociales y magíster en Historia. Es uno de los fundadores del Festival Nacional del Porro de San Pelayo (1977), del cual fue presidente durante varios años. Fortich ha dedicado gran parte de sus investigaciones al estudio del porro. En su búsqueda ha creado un vínculo entre la época de la dominación colonial española, que desde sus inicios impuso una cultura musical que sobrevivió por largo rato, y el origen del movimiento bandístico colombiano.
Esa consideración ubica los orígenes del porro en Cartagena, donde según Fortich, abrió los ojos al mundo lo que es hoy la música de Córdoba y Sucre. Para este maestro, en la Cartagena colonial, en un maravilloso encuentro de culturas, el porro nació interpretado por los gaiteros y luego fue arreglado para las bandas musicales de viento a fines del siglo XIX y principios del siglo XX.
¿Para usted qué es el porro?
Para mí, el porro es un “ser nosotros”, no es solo un género musical. Es todo lo que somos: negros, blancos, sirios, libaneses, todos.
¿Dónde nació el porro?
El porro nació en el Caribe, en Cartagena, interpretado por los gaiteros. Pero también lo hubo en Magdalena Grande y Bolívar Grande, por ejemplo. En cada región es concebido de manera diferente. En un intento por interpretar el fenómeno hemos manejado erróneamente el porro desde un concepto teórico – folclórico. Soy reiterativo en esto: En Córdoba nos referimos a porro pelayero.
¿Tiene el porro un origen en particular?
Aunque es difícil especificar el lugar exacto, creemos que en Cartagena de Indias, en la época de la colonia, interpretado, como se ha dicho, por los gaiteros, pero en el Magdalena dicen que allá nació y en Córdoba decimos que en San Pelayo. Para mí, el porro nació en Cartagena, esta era en la época de la Colonia la ciudad más importante de Colombia, todo llegaba primero allí, incluso los primeros instrumentos musicales. Cartagena fue el escenario de gaitas -de origen indígena- y tambores -herencia negra-. El porro nace con los gaiteros. Ese es mi descubrimiento. Del formato tradicional de las agrupaciones gaiteras, esto es: gaita hembra, gaita macho, tambor hembra, tambor macho y los guachos, nace nuestro porro, para luego ser arreglado por los músicos de las bandas musicales de viento.
¿Qué aportaron españoles a ese ensamble negros-indios?
Los españoles aportaron su cultura, pensamiento, lengua, religión. El viajero sueco Carl Augusto Gosselman, quien pasó por Cartagena entre 1825 y 1826, aseveró: “La orquesta es realmente nativa y consiste en un tipo que toca un clarinete de bambú de unos 4 pies de largo, semejante a una gaita, con 5 huecos por los que escapa el sonido”. Los españoles recordaron el sonido de sus gaitas al encontrarse con lo que tocaban los indígenas nativos: gaitas que los pueblos raizales llamaban Kuisi. Los europeos vieron nuestra cultura desde su sesgo. A fines del siglo XVIII y principios del XIX, empezaron a llegar las bandas musicales de viento, sus géneros musicales y los maestros de música.
¿Cómo llegó ese efecto a nuestra región?
La ruta para la entrada de todo era: Cartagena -Tolú- Lorica. Todo nos llegó por el Río Sinú y el mar Caribe. No debemos olvidar que hacemos parte del Gran Caribe, que es un rico fogón en donde se cocinaron muchas culturas del mundo.
Es decir, ¿el porro no es una herencia de San Pelayo?
El porro pelayero nació en San Pelayo a principios del siglo XX, en un taller musical llamado Banda Ribana de San Pelayo, organizado por los músicos loriqueros José Lugo Espinosa y Samuel Herrera, quienes convocaron a jóvenes pelayeros. Destacamos los apellidos Paternina, Guerra, y dos músicos muy importantes: Alejandro Ramírez Ayazo, nacido en Montería en 1883 y Pablo Garcés Pérez, nacido en San Antero en 1881. El primero, notable compositor y el segundo, maestro de música. Ahora bien,ha que recordar que un antecedente fundamental proviene de África y América. Las trompetas no son de San Pelayo, las bandas de música no son del Caribe o de Colombia. El porro interpretado en las bandas musicales de viento no nació en San Pelayo, muchos pueblos de Caribe tuvieron bandas musicales de viento y porro antes que San Pelayo. En San Pelayo nació el porro pelayero que es un estilo, una forma particular de componer e interpretar el porro. Cuando nació el porro pelayero, el porro ya existía en el Magdalena Grande y ya había bandas en Ciénaga de Oro y Lorica.
¿Qué diferencia al porro pelayero?
Los porros pelayeros, que se llaman así para identificar y no para excluir, tienen generalmente tres secciones y un invento maravilloso que los diferencia, la bozá del porro, donde el papel del clarinete es protagónico, sublime y antecedido, la mayoría de las veces, por un nexo preparatorio. Hay otros aspectos: improvisación (instrumentos que hablan su lenguaje naturalmente), número de músicos, (que no es superior a 18), estilo (mezcla de improvisación y expresión de los instrumentos) y ritmo (lento y cadencioso). Eso no se compara con otros porros.
¿Cómo fue el nacimiento del primer Festival Nacional del Porro?
El Primer Festival Nacional del Porro (24 de Junio de 1977) fue el inicio del segundo aire del porro en general y del porro pelayero en particular. Fue una segunda oportunidad para la música en San Pelayo. Para el caso de Córdoba, en la segunda mitad del siglo XIX y primera mitad del siglo XX había en el departamento unas fiestas llamadas ‘fandangos de pascua’. En Montería son recordados los fandangos de pascua de los barrios Chuchurubí y La ceiba.
¿Cómo ha evolucionado el porro?
La tendencia de los músicos académicos actuales es crear obras musicales inspiradas en el porro pelayero, pero con una metodología distinta. La esencia del músico tradicional es la expresión, crear al improvisar. El porro pelayero es una conversación abierta.
¿Cómo hacer para no dejar morir el porro?
El Festival del Porro es una buena estrategia, pero San Pelayo tiene que convertirse en una gran Universidad del Porro para enseñar música universal a partir del porro pelayero. Hay que entender que el porro tiene elementos académicos y de la tierra. Colombia es el país con el movimiento de bandas de música más numeroso y activo de Latinoamérica y en ese panorama algo tiene el porro pelayero para convocar con tanta fuerza a la gente en donde suena. Se debe preservar este patrimonio musical como herencia que no puede ser desvirtuada e ignorada.